viernes, 9 de septiembre de 2011

Romancín de desamor - V

I

¿Acaso no lo oyes? Desbocado corcel
es mi angustiado corazón, arrebatado,
por su vertiginosa cadencia cautivo
al que clava espuelas tu amor cruel…
Es tortura que deja mi ánimo quebrado.

II

Aún has de preguntar por esta razón
que me arrastra muy lejos de tu lado.
Absurda duda tienes, bien lo sabes,
¿no escapa vencido y burlado soldado
de la batalla sin la menor vacilación?

III

Mi cuita y tormento será no quererte
más, clara luna de mi cielo estrellado,
con lágrimas amortajado me despido…
Te rendí la vida que me has despojado;
pero mía, no la hurtarás, es mi muerte.